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Hombre vs Mujer

A estas alturas justificar que los hombres son como son porque las mujeres los han educado así, o que las mujeres son como son por culpa de los hombres, es caer en el simplismo mas absurdo.
Todos tenemos un lado hombre y un lado mujer independientemente de nuestro sexo y la lucha externa entre sexos, es únicamente la manifestación de la no integración y equilibrio de nuestras energías en lo interno.
Pero estas energías no pueden estar equilibradas si el funcionamiento de la persona es desde sus patrones automáticos (programas inconscientes).
Llevamos milenios funcionando desde el desequilibrio de ambas energías, así que nuestro inconsciente sólo tiene y ejecuta programas de desequilibrio y compensación.
Y no se puede responsabilizar al comportamiento automático de ninguno de los sexos, porque es automático (no consciente).
Sabemos que el inconsciente únicamente se encarga de nuestra supervivencia, sus respuestas van a ser siempre las que garanticen el menor daño y la máxima aceptación dentro del sistema familiar y social donde se vive.
No puedo responsabilizar a mi madre, mi abuela, mi bisabuela, mi tatarabuela… por ser sumisas o educar a sus hijas en la sumisión porque esa respuesta fue automática y la mejor opción para garantizar su supervivencia y la de sus hijas.

No puedo culpar a mi padre, abuelo, bisabuelo, tatarabuelo… por ser autoritario o violento, porque fue la respuesta automática de repetición de un patrón y aceptación social de lo que se esperaba de un hombre.
No entender que hombre y mujer han sido siempre un sistema que se ha complementado a la perfección, aún dentro de la aparente disfuncionalidad y desigualdad de cada etapa evolutiva, es olvidar precisamente la máxima de que todo lo externo es la manifestación de nuestra información interna por igual, lado hombre y lado mujer en igualdad de co-creación.
Por eso se hace importantísimo a estas alturas, buscar el equilibrio entre energías en lo interno de cada uno de nosotros.

Y sobre todo la práctica de la permanencia en el presente y la atención constante a lo que se despierta en cada uno de nosotros en cada instante.

Pues es el único recurso que tenemos para no seguir actuando desde los comportamientos automáticos.
Es la única garantía de una transformación de la realidad externa.


Gemma Pitarch

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