No hay riquezas suficientes que den paz a una persona con miedo a la carencia.
Ni confianza suficiente que calme al desconfiado.
No hay amor suficiente para llenar el vacío del que no se ama.
Ni experiencias suficientes que colmen al insatisfecho.
No hay instante perfecto para el que siempre juzga.
Ni seguridad suficiente para el inseguro.
Ya ves que la solución nunca te la va a dar nada ni nadie, pero tampoco tú la vas a encontrar en ti…
Hasta que seas consciente que para buscar una solución, primero tienes que generar un problema, negando y juzgando como un error partes de tu vida.
Cuando abrazas incluso aquello que tu mente juzga como inaceptable, ya no eres el pensamiento de carencia, eres el SER que lo observa.
Y desde ahí lo que se siente es la misma ternura y paciencia que al observar a un pequeño niño, dando sus primeros pasos.
Gemma Pitarch.