Los conceptos de fuera y dentro los tenemos en general poco claros.
Usamos como referente nuestro cuerpo físico y creemos que fuera es todo lo que sucede fuera de él y dentro todo lo que sentimos y percibimos en lo interno.
Esto es producto de una mente que se cree separada e independiente del mundo que la rodea.
Tu cerebro es básicamente una base de datos o “disco duro” de información “mente inconsciente” y una interfaz o procesador de datos “mente consciente”.
Tu disco duro contiene de modo muy genérico, toda la información y programas inconscientes de la raza humana, de tu grupo étnico, cultural, social y familiar hasta siete generaciones y todo lo experimentado durante tu gestación y primera infancia.
Así que la mayoría de cosas que piensas y sientes, aunque las percibes en lo interno de ti, no son propiamente tuyas, pues proceden de las experiencias de otros, son “externas” de ti.
Del mismo modo todo lo que ves fuera y la interpretación que haces de lo que sucede en tu vida, aunque parece externo a ti, está totalmente condicionado por tu información inconsciente. Dos personas no hacen la misma lectura de una misma situación, por lo tanto eso que ves fuera es interno y no externo, aunque lo estés viendo “fuera”.
¿Y ahora cómo sabes qué es tuyo y qué no lo es?
En realidad da igual, siempre y cuando TÚ, el SER que eres mas allá de tus patrones automáticos, uses la información que tienes para dirigir tu vida hacia donde quieres.
De ese modo lo interno es todo lo que TÚ conscientemente decides usar y lo externo todo lo automático que se genere dentro o fuera de ti y que tú no hayas decidido conscientemente.
Cuando miras la pantalla de tu ordenador, no te planteas qué partes de lo que ves son hardware o software. Usas tu ordenador para lo que deseas y punto. Desinstalas e instalas programas según tus necesidades. Tu relación con tu ordenador es: Tú mandas, él obedece. Pues viene a ser lo mismo.
El trabajo que todos tenemos por delante es, asumir el puesto de ORDENANTE de nuestra realidad.
Gemma Pitarch.