
Tras un accidente, es frecuente que nos asalten preguntas como: ¿Por qué a mí? ¿por qué ahora? ¿por qué así? ¿Por qué en este lugar o con estas consecuencias?
Partimos de cuatro premisas fundamentales:
-Nada sucede por azar
-La realidad es un espejo de lo que sucede en nuestro interior
-Cualquier acontecimiento que sucede nos está mostrando algo de nosotros mismos.
-Todo tiene un sentido positivo, (si decidimos aprender sobre nosotros a través de ello).
Creemos que un accidente es un suceso no previsto y fortuito, producto de la mala suerte. Pero lo cierto es que un accidente es muy similar a una enfermedad en cuanto a que también es una expresión de nuestro inconsciente, un medio a través del cual nos avisamos de la dirección que estamos tomando, de los miedos que tenemos activos, de los programas que estamos ejecutando en cada instante.
Es un aviso que sucede cuando no estamos atentos, pues normalmente antes de un accidente, nos hemos enviado muchos otros avisos previos que no hemos atendido. Es la última solución de nuestra psique ante una desatención permanente a uno mismo.
Debemos ser conscientes de que los accidentes también son nuestra creación y que funcionan como señales de aviso.
El accidente indica una necesidad directa e inmediata de prestarnos atención. Si estamos atentos a nosotros mismos, difícilmente vamos a tener un accidente grave, pues antes de eso tenemos multitud de pequeños avisos de la dirección que estamos tomando y si los atendemos, nuestro inconsciente ya no tiene la necesidad de seguirlos provocando.
Muchas veces la parte del cuerpo afectada durante el accidente, ya está debilitada, pues existe un conflicto activo relacionado con esa zona o bien una dolencia o somatización previa. Esto es muy común en las roturas de huesos, sobre todo aquellas que son consecuencia de “caídas tontas”. El accidente me permite observar esta debilidad haciéndola subir a la superficie. Desde la conciencia de ser creador inconsciente de lo que me sucede, puedo usarlo para preguntarme y cuestionar por qué y desde que información he creado tal forma de accidente y la lesión que ha producido. ¿Creado? Sí, todo hasta lo aparentemente fortuito lo estoy creando por resonancia inconsciente.
El accidente puede ser sinónimo de culpa. Es posible que si en mi infancia me castigaron severamente ante ciertos comportamientos, yo me castigue inconscientemente si tengo la sensación de hacer algo que no está bien.
Puedo sentirme culpable en una situación si sé que hago daño deliberado a otra persona, pero en todas las demás situaciones, tengo que empezar a cambiar la palabra culpa por responsabilidad, necesito asumir mi papel de creador de lo que me sucede.
El miedo a equivocarse también se percibe frecuentemente bajo el aspecto de la culpabilidad en vez del de responsabilidad.
También puede suceder que tenga dificultad en afirmarme frente a una autoridad, hablar de mis necesidades o puntos de vista. Entonces un accidente puede protegerme de ese enfrentamiento que no soy capaz de realizar, (me siento víctima, me vuelvo víctima).
Frecuentemente el accidente me obliga a frenar mis actividades, por lo que puedo usar ese periodo para reflexionar sobre las razones de dicho accidente. ¿Perdí el control de la situación? ¿es para mí el momento de cambiar algo? ¿tengo dificultad en escuchar mi intuición y los avisos y señales que me envío? ¿observé cómo se produjo el accidente? ¿cuál era mi estado antes y después?
Es muy importante volver a mirar las condiciones que rodean el accidente; analizar las palabras usadas y tomar consciencia de qué ponen en evidencia y su relación con el accidente.
La predisposición a los accidentes es un estado que se produce durante una relación conflictiva con mi realidad, o conmigo mismo, (aunque en esencia son la misma cosa), la incapacidad de estar plenamente presente y consciente de mi universo y una desconexión de lo que sucede alrededor mío.
Hay accidentes en los que somos agredidos…simplemente porque pasábamos por allí en el momento inadecuado.
El tema de la agresividad descontrolada también tiene mucho que ver con los accidentes. Si creemos que la violencia solucionará nuestros problemas, actuamos como un imán que atrae mas violencia hacia nosotros.
¿Qué podemos aprender de cualquier accidente?
En todos los casos de accidentes: de tráfico, domésticos, laborales… lo primero que debemos buscar es el mensaje que nos transmitimos a través de el, para solucionarlo de manera consciente y evitar su repetición. El accidente es como una señal que nos obliga a mirar en nuestro interior.
Pequeñas cosas en las que no nos paramos a pensar, como una quemadura mientras cocinamos o un pequeño corte en un dedo mientras cortamos verduras, los golpes en nuestro coche o una avería de un electrodoméstico nos aportan información valiosa sobre lo que pasa en nuestro interior.
Si se estropean objetos de la casa, el coche, nos roban, inundaciones… buscar la simbología del objeto en juego. Si es una lesión en nuestro cuerpo interpretarla con un diccionerio de bio o psicosomática.
Podemos y debemos hacernos preguntas:
¿Qué me quiere advertir este accidente?
¿Qué aspecto de mi vida debo transformar?
¿A qué cambio de comportamiento me estoy resistiendo?
¿Que estaba pensando y sintiendo en el momento del accidente?
Y cuando el accidente queda en un serio aviso, ¿qué me indica?.
Que debería cambiar mi estilo de vida, o puede que acabe en el hospital con varias fracturas y así gano tiempo para reflexionar. Un accidente con convalencencia, se convierte en una enfermedad con su tiempo de convalecencia, me estoy dando un periodo de reflexión.
Visto desde la psicogenealógia, los accidentes graves, son intentos de suicidio con más o menos fortuna.
¿Qué pautas se pueden seguir respecto a los accidentes?
– Si el accidente ya ocurrió, hay que interpretarlo para ser consciente del conflicto o la información que lo ha creado.
-Si tememos tener un accidente o alguien nos vaticina que lo tendremos, el cerebro se puede programar para que suceda y lo causaremos sin querer. En casos de miedo muy extremo a una predicción, la solución puede ser realizárlo de manera simbólica, pues para el inconsciente será como si ya se hubiese cumplido.
-Para evitar accidentes:
Atención plena a los pequeños avisos para que no sucedan los grandes.
Atención plena cuando estamos en momentos de conflicto con nosotros mismos o con otros.
Atención plena cuando estamos ante cambios importantes porque podemos boicotearnos a través de un accidente, (son los producidos por el miedo).
Aprender a gestionar nuestras emociones.
Cambiar culpabilidad por responsabilidad y aprendizaje.
No juzgarnos, salir de la posición de víctima y actuar.
Canalizar la rabia y la agresividad de manera constructiva o simbólica, a través de gritar a solas, pegarle a un saco de boxeo o hacer deporte, pero nunca reprimirla.
Gemma Pitarch