
Empezamos a ver claro que los aspectos que rechazamos de otros, son proyecciones que hacemos de lo no resuelto en nosotros.
Pero solemos pasar por alto mas alegremente que los apegos, necesidades y lo que llamamos amor romántico, esconden la misma proyección.
Todo lo que digo necesitar procede de una creencia de carencia de lo necesitado o vacío existencial.
Frases como “te necesito”, “eres la luz de mi vida”, “el aire que respiro”, “mi alegría”, “el motivo de mi existencia”, “sin ti mi vida no tiene sentido”, “por ti muero”… son el mismo mecanismo de proyección en el otro y tanto si las dices tú como si te las dicen, lejos de gustarnos deberíamos observarlas como señales de alarma, de aspectos emocionales a atender con urgencia.
Estas colocando tu bienestar y tu equilibrio interno, en algo o alguien externo a ti.
Te sacudes la responsabilidad de tu existencia y le cuelgas esa responsabilidad a otro al que sabiéndolo o no, le exiges que te haga feliz.
Esta es la base de todo sufrimiento en las relaciones personales, pues la expectativa depositada es imposible de cumplir, una fantasía.
No somos capaces de ver al otro tal y como es, proyectamos nuestras necesidades y otorgamos al otro cualidades que no son suyas, sino nuestras expectativas.
A más tendencia a ilusionarte y desilusionarte con las relaciones, mas proyecciones estás haciendo, y más vacíos estás enmascarando a través de tu “amor”.
El otro fue siempre el mismo, al principio y al final de la relación y lo único que ha cambiado es tu proyección.
Si no estás dispuesto a asumir todo lo que sientes como propio y a respetar y aceptar al otro tal y como es, entonces no amas, solo tapas temporalmente necesidades.
Gemma Pitarch