
Los pensamientos no son tuyos, “aparecen y desaparecen de tu mente”.
Lo importante no es el pensamiento que aparece, si no lo que tu piensas sobre el pensamiento.
Si no lo juzgas de nocivo, si no empiezas una lucha para cambiarlo o hacerlo desaparecer, si simplemente lo observas y no te lo crees, entonces ese pensamiento no puede hacerte sufrir.
Un instante de dolor que aparece y desaparece como una ola, pero no sufrimiento.
El sufrimiento proviene de tu lucha contra el pensamiento.
Tu no eres ese pensamiento que no te gusta, eres “el observador de lo pensado”.
Y en última instancia eres el que decide si ese pensamiento te interesa, es real o te conviene hacerle caso.
Gemma Pitarch.